Recapitulando.

Curiosa manera de empezar cualquier cosa es hacerlo por una recapitulación, pero como aunque sea el primer sitio hacia el que "esto" va, sea lo que sea que "esto" sea (estamos que las tiramos oiga... ¿quiere un par de comillas?), "esto" no es lo primero que hago.

Sí, ya sé, ¿será lo primero que hago que valga la pena? Como nunca es bueno empezar presuponiendo, vamos a no contar con ello y otorgarnos por ende, la experiencia en hacer muchas cosas que no valgan (necesariamente) la pena. Lo que gente más capaz acumula en obras como "Muchas gracias de nada".

Qué nos queda preguntará el avieso lector (me consta que uno tengo)... pues el ejercicio y la obligación de escribir algo. Una rutina, una actitud, una declaración de intenciones, la búsqueda tras todo ello... Una lista de ingredientes con las que ponerse a trabajar.

Un propósito pues para el año nuevo: no dejar día en que no haya alguna reflexión que dejar en el tiesto.

Bueno, bueno... ¿y la recapitulación?... pues de lo poco que he querido dar como poso a este sitio... Lo que quiero que trasluzca.. Algo tan tan sencillo como la REnuncia a la CAPITULACIÓN.

Creo que para hoy no es poco.

El trono, la gloria vana, el oropel vacuo...

Bola extra:

Hoy morirán hojas y animales,
más no morirán para siempre.
Y en su transformación de mañana
darán con más calor,
a la tierra de su muerte,
pasado mañana, brotes de esperanza.
¡Y yo no he muerto!.
Si tengo frío, me caliento.
Si tengo miedo, —que no lo tengo—, susurro y pienso, 
y para mañana, ya me he comido
mi pequeña ración de esperanza.(1)
(1) Extraído del poema “Una sola puerta abierta” de Manolillo Chinato.
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